viernes, enero 26, 2007

Debilidad


Como siempre me voy hacia el tema místico, esta vez me voy a quedar en el físico. La debilidad es una sensación horrible.

Entre mis fallos de fábrica, esta el hecho de que no puedo hacer deporte con el estomago vacio, ya que me baja el azucar (eso fue lo que me contó el médico, no os riais) y entro en un estado de debilidad, que se traduce en que tu cuerpo no responde.

Cuando me pasa esto, la reacción suele ser una tremenda mala leche, y una promesa a mi mismo en que la próxima vez que tenga que correr lo haré más rápido que nunca. El resultado es una arrancada espectacular que se diluye a los 3 pasos, para acabar en una situación todavía peor.

Según pasa el tiempo, sientes que no puedes con nadie, que todos son mas fuertes, más rápìdos...mas guapos...

En definitiva que si el objetivo de hacer deporte, era relajarse y pasarlo bien, sales sintiendote horrible y con un cabreo considerable.

Niños, desayunad bien todas las mañanas.

Volviendo a la mística habitual, ser débil es cuestion de mentalidad, no se si será algo con lo que se nace o no, pero si estoy seguro de que la verdadera debilidad esta en la cabeza de cada uno.

Consideramos la debilidad algo negativo, y creo que si lo es, pero ser débil puede llevarnos a una vida más fácil, eso si, si algun dia nos da por pensar en que hicimos y que dejamos de hacer, seguramente nos arrepentiremos.

Palabra: Arrepentirse

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Débiles:

Parte de la fortaleza de cada uno es aceptar las miserias propias. Es decir, es el socrático "conócete a ti mismo".

Creo que la enfermedad, la sensación de impotencia que genera, el soplamocos de realidad que supone verte imposibilitado o impotente de llevar a cabo algo que habitualmente haces es algo que olvidamos continuamente y que no queremos ver, ni en nosotros ni en los que queremos.

La conciencia constante de lo nimios que somos y de nuestra fragilidad (un simple catarro una torcedura de tobillo u otra tontería similar nos deja hechos polvo), debería permitirnos disfrutar cada día de hacer las cosas más habituales e intrascendentes.

Es algo casi imposible en la niñez o adolescencia, difícil en la juventud, evitado y negado en la madurez e inevitable en la vejez.

Salud y Suerte

Felix Fortune dijo...

La importancia de las cosas pequeñas es algo que siempre defenderé.

En un momento dado, cuando tienes un problema, todas estas cosas pequeñas se vuelven insignificantes, dejas de valorarlas, y un buen dia descubres que por culpa del problema digamos más grande, perdiste un montón de detalles que hacian de tu vida mejor. Ahi, es cuando las cosas pequeñas se vuelven grandes.

Hay que tener cuidado con ese tipo de espirales, dependiendo de la personalidad de cada uno pueden afectar mucho a la vida, por eso al principio, ser débil puede significar centrarse sólo en el "problema grande" y desatender el resto de temas, que es lo que hará que nos arrepintamos cuando el remedio sea dificil.